Jordi Vall, que lleva nueve años viviendo y trabajando en Londres, habla de las diferencias entre la moda europea y la inglesa: «La moda inglesa es muy diferente, porque los ingleses son más arriesgados y no necesitan combinar los colores y los tejidos de todo lo que llevan. De hecho, ellos se refieren a esta necesidad europea como el matchy-matchy, que no significa más que una coordinación excesiva de una persona vestida en cuanto a colores, patrones, telas o accesorios».
Según Vall, otro rasgo de los ingleses en cuanto a la moda es que tienen muy en cuenta la calidad de los tejidos, algo que en Europa ha disminuido y, por eso, algunos británicos hablan de euro-trash para referirse a la forma de vestir de los europeos. Un concepto despectivo que se refiere al uso mayoritario de fibras sintéticas para la ropa.
Vall llegó a Londres proveniente de París, donde había sido escogido para formarse en el Institut Français de la Mode. Este mundo lo descubrió en Barcelona, donde estudió diseño en la Escuela Superior de Imagen y Diseño IDEP.
Antes de terminar la conversación, le pedimos que nos haga un par de recomendaciones sobre los barrios más interesantes vinculados a la moda y la restauración que no debemos perdernos si pasamos unos días en la city. Vall lo tiene claro: «Si he elegido una zona sería la de Shoreditch/Liverpool Street, porque creo que es donde está la moda y la tendencia más joven, y Bricklane por boutiques vintage y también por las galerías de arte. Y en cuanto a los restaurantes, me quedo con Soomsa, en Commercial Street».
Tatiana Liza coincide con Vall a la hora de hablar de cómo ven y viven la moda los ingleses: «En general, diría que no les da miedo mezclar adornos y, sobre todo, les gusta ir cómodos. Por este motivo, es fácil ver a una mujer en el metro con traje de fiesta y con zapatillas. Eso sí, con los zapatos de tacón dentro del bolso. Y en cuanto a tejidos y marcas, diría que no son tan exhibicionistas con las marcas como los europeos y se enfocan más y pagan más por la calidad de los materiales».
Liza lleva más de veinte años viviendo en Londres y lleva cuatro trabajando en el mundo de la estética. Un sector que en la capital británica tiene mucho peso sobre todo en cuanto a tratamientos más especializados, como el maquillaje semipermanente. De hecho, caminando por la ciudad, sorprende la cantidad de mujeres que se ven con retoques faciales, sobre todo en las cejas, pestañas y labios. Ella misma explica los principales servicios que ofrecen en centros como aquel en el que trabaja: «En cuanto a las cejas, ofrecemos la micropigmentación, que les da una apariencia más natural, o el look sombreado, que es más común entre las más jóvenes y que permite conseguir unas cejas más prominentes y maquilladas. También añadimos color a los labios y hacemos el contorno de los ojos para enmarcar la mirada y conseguir un aspecto más despierto y definido».
Por último, Tatiana remarca un aspecto de su trabajo que le preocupa y es la voluntad de las chicas más jóvenes de hacerse desaparecer las cejas, siguiendo la moda impuesta por algunas artistas como Madonna o Kylie, tal y como comenta ella misma: «Mi trabajo es embellecer las cejas y no hacerlas desaparecer, tal y como marca la moda del bleached brow, que no significa más que aclararse el pelo de las cejas hasta un tono muy rubio y, por tanto, conseguir la sensación de que no hay cejas».
Desde aquí, agradecemos la conversación con estos dos profesionales del sector y esperamos seguir explicándoos las nuevas tendencias en el mundo de la moda y la peluquería que se cocinan en diferentes partes del mundo.